Composición principal Agua. Constituye aproximadamente el 87% del volumen de la leche materna, asegurando la hidratación óptima del bebé sin necesidad de otros líquidos, incluso en climas cálidos o en caso de fiebre. Hidratos de carbono. El principal es la lactosa (6-7 g/100 ml), que aporta el 40-50% de la energía total, favorece la absorción de calcio y hierro, y contribuye al desarrollo del sistema nervioso. También contiene oligosacáridos, que actúan como prebióticos y protegen frente a infecciones gastrointestinales. Grasas. Representan el 3-5% del contenido, siendo el componente más variable. Aportan hasta el 50% de la energía, son fundamentales para el desarrollo cerebral y la formación de membranas celulares. Destacan los triglicéridos, fosfolípidos y colesterol, junto a ácidos grasos esenciales como omega 3 y 6. Proteínas. Su concentración es baja (0,9-1,5 g/100 ml), adaptada a la capacidad renal y hepática del lactante. Predominan las proteínas del suero (alfa-lactoalbúmina, lactoferrina, inmunoglobulinas, lisozima) sobre la caseína (relación suero/caseína 60-70/30-40%), lo que facilita su digestión y absorción. Estas proteínas cumplen funciones nutricionales, inmunológicas y prebióticas. Vitaminas y minerales. Contiene todas las vitaminas necesarias y minerales como calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, zinc y hierro. Aunque el hierro está en baja concentración, su biodisponibilidad es muy alta, previniendo la anemia en los primeros meses de vida.