Pedro Páramo

Sinopsis

La acción se sitúa en el imaginario pueblo de Comala, levantado sobre la árida llanura mexicana, con las violentas revueltas campesinas y cristeras de principios del siglo XX como telón de fondo. Juan Preciado, el narrador, viaja a Comala para cumplir la promesa que le hizo a su madre antes de que ésta muriera: la de conocer a su padre, Pedro Páramo. De la misma manera que Virgilio guió a Dante en su descenso, Juan Preciado es guiado hasta Comala por el arriero Abundio. Y es que Comala no es el quimérico paraíso que le describió la madre a Juan Preciado, sino el mismísimo infierno. Juan Preciado, y con él el lector, tarda en entender que Comala es un pueblo fantasma en el que todos los habitantes, la mayoría hijos bastardos de Pedro Páramo, están muertos. Progresivamente, Juan Preciado se dará cuenta de que el arriero Abundio murió hace tiempo, lo mismo que Eduviges Dayda, la mujer en cuya fonda se aloja. Incluso el propio Juan Preciado acaba muriendo tras sentirse acorralado, ahogado por la voces y murmullos de las ánimas en pena que habitan el pueblo. Cuando eso ocurre, Juan Preciado comparte su tumba con Dorotea, apodada “la Curraca”, cuya máxima aspiración en la vida fue la de tener un hijo que el cielo le negó. Desde su tumba, Dorotea ayuda a Juan Preciado a distinguir las voces de los muertos, voces de las que se sirven para reconstruir los últimos años de la vida del cacique Pedro Páramo. Éste heredó tanto las propiedades como las deudas de su padre, y para escapar de la ruina se casó con Lola Preciado, hija de una de las tres familias a las que debía dinero. Junto con Pedro Páramo vivía su hijo Miguel, que heredó todo el rencor y crueldad de su padre, y que, después de asesinar a su hermano y violar a su sobrina, murió con tan sólo 17 años al caer de su caballo. Que extorsionara, matara y robara no era óbice para que el cacique Pedro Páramo se viera a sí mismo como un hombre romántico. A pesar de haber tenido infinidad de mujeres y de haber poblado Comala de hijos bastardos, Pedro Páramo había soñado desde su infancia con poseer a Susana San Juan, el verdadero y esquivo amor de su vida. Para casarse con ella, Pedro Páramo mató al padre de ésta, el minero Bartolomé San Juan, aunque eso no impidió que Susana se negara hasta su muerte a entregarse a él, puesto que en sueños todavía estaba atada a su primer marido muerto. Susana murió sumida en la locura, mientras que los habitantes de Comala, ajenos a la desgracia, celebraban una fiesta. Este hecho desató la furia de Pedro Páramo, que juró vengarse y se cruzó de brazos ante el pueblo, dejando la tierra yerma y obligando a los habitantes del mismo a huir o a morir de hambre. Finalmente, fue Abundio Martínez, otro hijo bastardo de Pedro Páramo, quien mató al cacique después de que éste le negara el dinero necesario para enterrar a su esposa.

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